Hay días, mas bien momentos, que sin saber muy bien porqué, dentro de ti puedes llegar a alcanzar una sensación que, ni mucho menos, estás buscándola... simplemente está en ti y la sientes.
Igual que esas sensaciones han podido ser provocadas por la situación en la que se vive, bien enmarcarse dentro de hechos de nuestra vida... también puede darse el caso contrario. Caer en la más absoluta tristeza, deslumbrar con tu sonrisa, dejar caer las lágrimas sobre tu mejilla, recurrir al silencio como respuesta, ahogarse en el más profundo llanto, olvidarse que el día tiene 24 horas, llenar la mente de recuerdos, ofrecer todo aquello que tengas e incluso ofrecer hasta lo que no tengas, olvidar que un día de estos saludaremos a la muerte mientras nos despedimos de la vida...
Seguro que más de uno se habrá sentido así, sin saber porqué.
Igual que esas sensaciones han podido ser provocadas por la situación en la que se vive, bien enmarcarse dentro de hechos de nuestra vida... también puede darse el caso contrario. Caer en la más absoluta tristeza, deslumbrar con tu sonrisa, dejar caer las lágrimas sobre tu mejilla, recurrir al silencio como respuesta, ahogarse en el más profundo llanto, olvidarse que el día tiene 24 horas, llenar la mente de recuerdos, ofrecer todo aquello que tengas e incluso ofrecer hasta lo que no tengas, olvidar que un día de estos saludaremos a la muerte mientras nos despedimos de la vida...
Seguro que más de uno se habrá sentido así, sin saber porqué.
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