La Mentira de la Apariencia

Conocida es aquella frase de: "las apariencias engañan". Tan conocida como cierta y tan cierta como obviada por mucha gente, entre las cuales me incluyo. Porque está muy feo juzgar a las personas sin conocerlas... pero casi todos lo hacemos.

Dentro de un barrio tan, relativamente, pequeño como el mio, es lógico que, entre todas las personas que viven en él, pues a la mayoría las conozcas, al menos, de vista. Y como es lógico, algunas te caerán bien y otras peor. Ves a una que saca el perro delante de su puerta... y ni tan si quiera se digna a recoger la mierda de su perrito. Ves a otra que saca a su perrito y lleva la bolsita en la mano. Ves a uno que siempre va andando con prisas, como si llegara tarde a todos lados. Ves a otro que, con algún periódico bajo el brazo, va con camino lento, como si la vida ya hubiera acabado para él...

Y entre tantos de esos, en todos los barrios se ve a aquel hombre, que ha superado ya los 40 años, y que cada vez que lo ves anda con dos, tres o cuatro copas de más. Algunos ataviados con el mono de su trabajo, otros enfundados en ropajes sencillos y cómodos... y la mayoría con una imagen descuidada, rostro cansado y bolsillos llenos de "agujeros" donde lo único que ganan lo gastan en alcohol, tabaco y máquinas.

"Vaya vida que lleva ése, siempre metido en los bares, se despierta con una cerveza y se duerme con unas cuantas mas. Y así día tras día". Eso es lo que puede llegar a pensar cualquier persona que se cruce con alguien así. Simplemente nos fijamos en la apariencia. Pero olvidamos que detrás de esa apariencia hay una persona. Una persona que por diversas circunstancias lleva la vida que lleva. La gran mayoría jamás supieron mantener a una mujer como ellas, incluso ellos, desearon. Personas que viven solos en casa, sin ninguna compañía y con la única misión de ir a trabajar, (para aquellos que lo tengan) acabar la jornada e irse al bar más cercano, donde serán bien atendidos y al menos tendrán conversación con alguien.

Así suele ser la vida de gente así. Viven los bares, donde han pasado gran parte de su vida. Allí saben que podrán ser escuchados. Allí saben que podrán contar su vida a aquel que quiera escucharle... o simplemente estar allí en silencio, acompañado de una jarra, o una botella de cristal llena de alcohol. ¿Acaso tienen algo más?

A la mayoría no hay que sacarlos cuando es la hora. Simplemente se despiden, se marchan en silencio y se encaminan hacia su otra casa. Allí nadie les podrá escuchar, nadie les acompañará...

Es difícil guardarse una opinión sobre alguien que nos conozcamos. Simplemente lo vemos y nos hacemos una idea por su apariencia. Pero no hay que olvidar que tras esa apariencia hay una persona.

Escuchando: Kem - Without You (Album II - 2005)

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