Rellena Esto
Respondiendo a mi conciencia, empiezo el lunes como un buen chico -que ya está bien de ser lo contrario-. Me levanto a una hora un tanto normal -pongamos 9 de la mañana- y me dispongo a desayunar, arreglarme un poco y salir en búsqueda de aquel chico aplicado que perdí hace no sé cuánto.
Este frío de tan de mañana me trae recuerdos -no valoraré si buenos o no-. Recuerdos de unos cuantos kilos de más sobre mi espalda y sobre todo recuerdos de recorrer un camino que, llegó un momento que podría haberlo hecho con los ojos cerrados. Recuerdos que se fueron a la mierda al cruzar la esquina y ver una fila bastante larga de personas con distintos papeles y carpetas en las manos... pero la mayoría con la misma cara, en la que se podía leer "qué desgracia de vida". Y es que no hay mejor manera de entender lo del paro que pasarse por alguna oficina del INEM a eso de las 9:30 de la mañana.
Habiendo esperado y después de haberme congelado en aquella fila, por fin consigo entrar, coger un ticket -sí, como los de la carnicería- y a esperar otra vez... hasta que sea mi turno. Una vez mi número aparece en la pantalla, me dirijo a un asiento libre, me dispongo a sentarme y a esperar -puesto que no había nadie delante mía para atenderme- pero antes de hacerlo distingo una voz femenina que viene detrás mía y se dirige a mí. Con cierta dificultad logro entender dos palabras: "rellena esto". Esto era un pequeño folio con algunos huecos que rellenar, datos personales principalmente. "Ya sé cómo va esto" le dije a la chica que me tiró -literalmente- aquel folio encima de aquella mesa. Una vez lo he rellenado ella me dice, "bien, puede esperar ahí fuera, que ahora le llamaremos para que recoja su tarjeta".
Y en aquel tiempo que estuve ahí fuera esperando a que me llamaran, no pude evitar seguir mirando a aquella chica, con menos de 25 años, y que hacía un momento me quitó el frío en lo que se tarda decir "rellena esto" y en tirar un folio sobre una mesa, y no precisamente como uno espera que le quiten el frío. No entiendo como en un puesto como el que ella desempeña, que no es más que intentar ayudar y aconsejar a conseguir un empleo a una persona, se puede tener ese trato hacia alguien que seguramente lo que menos deseé es estar donde está, a las horas que está. Tampoco entiendo cómo se le puede ofrecer un sueldo a gente como aquella individua. Y sobre todo no entiendo como puede haber alguien como ésa trabajando donde trabaja. Porque si todos los que ofrecen trabajo en esas oficinas son como ella... definitivamente entiendo lo del paro en España. ¿Quién se va a acercar a renovar la tarjeta del paro o tan si quiera "rellenar esto", con semejantes personajes?
Así que o me buscaré otra oficina o daré por perdido a aquel chico aplicado que perdí hace no sé cuánto.
Este frío de tan de mañana me trae recuerdos -no valoraré si buenos o no-. Recuerdos de unos cuantos kilos de más sobre mi espalda y sobre todo recuerdos de recorrer un camino que, llegó un momento que podría haberlo hecho con los ojos cerrados. Recuerdos que se fueron a la mierda al cruzar la esquina y ver una fila bastante larga de personas con distintos papeles y carpetas en las manos... pero la mayoría con la misma cara, en la que se podía leer "qué desgracia de vida". Y es que no hay mejor manera de entender lo del paro que pasarse por alguna oficina del INEM a eso de las 9:30 de la mañana.
Habiendo esperado y después de haberme congelado en aquella fila, por fin consigo entrar, coger un ticket -sí, como los de la carnicería- y a esperar otra vez... hasta que sea mi turno. Una vez mi número aparece en la pantalla, me dirijo a un asiento libre, me dispongo a sentarme y a esperar -puesto que no había nadie delante mía para atenderme- pero antes de hacerlo distingo una voz femenina que viene detrás mía y se dirige a mí. Con cierta dificultad logro entender dos palabras: "rellena esto". Esto era un pequeño folio con algunos huecos que rellenar, datos personales principalmente. "Ya sé cómo va esto" le dije a la chica que me tiró -literalmente- aquel folio encima de aquella mesa. Una vez lo he rellenado ella me dice, "bien, puede esperar ahí fuera, que ahora le llamaremos para que recoja su tarjeta".
Y en aquel tiempo que estuve ahí fuera esperando a que me llamaran, no pude evitar seguir mirando a aquella chica, con menos de 25 años, y que hacía un momento me quitó el frío en lo que se tarda decir "rellena esto" y en tirar un folio sobre una mesa, y no precisamente como uno espera que le quiten el frío. No entiendo como en un puesto como el que ella desempeña, que no es más que intentar ayudar y aconsejar a conseguir un empleo a una persona, se puede tener ese trato hacia alguien que seguramente lo que menos deseé es estar donde está, a las horas que está. Tampoco entiendo cómo se le puede ofrecer un sueldo a gente como aquella individua. Y sobre todo no entiendo como puede haber alguien como ésa trabajando donde trabaja. Porque si todos los que ofrecen trabajo en esas oficinas son como ella... definitivamente entiendo lo del paro en España. ¿Quién se va a acercar a renovar la tarjeta del paro o tan si quiera "rellenar esto", con semejantes personajes?
Así que o me buscaré otra oficina o daré por perdido a aquel chico aplicado que perdí hace no sé cuánto.
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