He Vuelto
He vuelto al folio en blanco, a recurrir a las ideas más profundas e intensas de mi mente, vuelvo a intentar rellenar esta hoja con pequeños brotes de mi vacío interior. Llevaba días sin hacerlo y hoy lo necesitaba.
He dejado que el tiempo ponga las cosas en su lugar, con el riesgo de enfriarlas en demasía y perderlas para siempre. Después de todo este tiempo, de pasar noches en vela, de revivir todos aquellos momentos, que durante muchos días me hicieron feliz y de limitar mis objetivos hacia una sola persona, mi cabeza ha terminado el proceso de asumir el fín. Las cosas tienen un principio y un fín. Normalmente, ateniéndose a la normalidad en estos casos, todo acaba porque la progresión es descendente, surgen problemas puntuales que acaban por colmar la estabilidad deseada, la desconfianza roza ya la obsesión... y un largo etcétera de hechos que marcan el fín de las cosas. Pero en toda regla hay una excepción y ésta no podía ser menos. Hay veces que el fín de las cosas no viene dado por nada de lo comentado anteriormente, sino por un motivo tan contundente como desesperante. Se acaba porque va demasiado bien. No cabe duda de que la afirmación es contundente. Y menos duda cabe de que la afirmación es desesperante. ¿Entonces para no acabar no tendría que ir tan bien? En fín, entiendan que llegar a asumir esto cuesta, como he comentado anteriormente, a base de pasar noches en vela, revivir todo aquello... pero sobretodo cuesta muchas vueltas a la cabeza y tratar de encontrar un lado lógico a todo esto. Créanme, todavía no le he encontrado la lógica por mucho que lo haya intentado. Atrás quedan besos al aire, suspiros en el silencio de la noche, sentimientos en papel para una sola mujer, latidos más intensos de lo habitual al leer una palabra...
¿ Y ahora qué queda? Muchas experiencias y sobretodo tiempo que, a buen seguro, irán tapando malos recuerdos del pasado. Y es que, si ha habido algo que he aprendido en este tiempo, ha sido a valorarme un poco más. No puedes quedarte anclado en una persona que sin saber muy bien porqué decide tirar por la borda tantas ilusiones que habiamos depositado juntos. Esas personas no merecen tenerte. Tú te mereces a alguien que tenga las cosas claras desde un principio y que no decida quedarse en puerto cuando el barco lleva en la mar unos cuantos días.
He dejado que el tiempo ponga las cosas en su lugar, con el riesgo de enfriarlas en demasía y perderlas para siempre. Después de todo este tiempo, de pasar noches en vela, de revivir todos aquellos momentos, que durante muchos días me hicieron feliz y de limitar mis objetivos hacia una sola persona, mi cabeza ha terminado el proceso de asumir el fín. Las cosas tienen un principio y un fín. Normalmente, ateniéndose a la normalidad en estos casos, todo acaba porque la progresión es descendente, surgen problemas puntuales que acaban por colmar la estabilidad deseada, la desconfianza roza ya la obsesión... y un largo etcétera de hechos que marcan el fín de las cosas. Pero en toda regla hay una excepción y ésta no podía ser menos. Hay veces que el fín de las cosas no viene dado por nada de lo comentado anteriormente, sino por un motivo tan contundente como desesperante. Se acaba porque va demasiado bien. No cabe duda de que la afirmación es contundente. Y menos duda cabe de que la afirmación es desesperante. ¿Entonces para no acabar no tendría que ir tan bien? En fín, entiendan que llegar a asumir esto cuesta, como he comentado anteriormente, a base de pasar noches en vela, revivir todo aquello... pero sobretodo cuesta muchas vueltas a la cabeza y tratar de encontrar un lado lógico a todo esto. Créanme, todavía no le he encontrado la lógica por mucho que lo haya intentado. Atrás quedan besos al aire, suspiros en el silencio de la noche, sentimientos en papel para una sola mujer, latidos más intensos de lo habitual al leer una palabra...
¿ Y ahora qué queda? Muchas experiencias y sobretodo tiempo que, a buen seguro, irán tapando malos recuerdos del pasado. Y es que, si ha habido algo que he aprendido en este tiempo, ha sido a valorarme un poco más. No puedes quedarte anclado en una persona que sin saber muy bien porqué decide tirar por la borda tantas ilusiones que habiamos depositado juntos. Esas personas no merecen tenerte. Tú te mereces a alguien que tenga las cosas claras desde un principio y que no decida quedarse en puerto cuando el barco lleva en la mar unos cuantos días.
Comentarios
es una suerte no?